martes, 15 de abril de 2008

ADELANTO EXCLUSIVO, EL PRIMER CAPÍTULO DE LA TESIS DE CÉSAR ZAPATA SOBRE “ALSO SPRACH ZARATUSTRA”


Sólo decir que este texto forma parte de lo que será la tesis para optar al grado académico de Magíster en Filosofía de la Universidad católica de Valparaíso. El capítulo entero se puede ver, con las citas y la bibliografía en:
http://www.lumpenpoetico.blogspot.com/


Primer Capítulo: Zaratustra y el pueblo


1º- La posición política de Zaratustra como voluntad de marginación.


Cuando Zaratustra tenía treinta años abandonó su patria y se fue a la montaña.Allí disfrutó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo. [2]Zaratustra era un hombre que habitaba en su patria como cualquier otro entre sus otros y, aunque no existe en el texto una alusión directa a su vida en el pueblo antes de ascender, todos los discursos testimonian que durante dicha estadía, Zaratustra observó atentamente a sus cohabitantes, escrutó su cultura, sus instituciones, escuchó a los hombres buenos y justos hablar de moral, de religión, y después de treinta años subió a la montaña.En la acción de subir hacia la montaña se hace notar, en primer lugar, una clara “voluntad de marginación” que al mismo tiempo es una “posición política”, entendiendo posición política en un sentido bastante literal; posición es la situación que adopta el individuo social respecto de la polis o comunidad, considerando a ésta, como el lugar en donde los humanos hacen una vida en común. En el caso específico de Zaratustra, hay una posición que se constituye como marginación, como una voluntad que se aparta del pueblo y que deviene en un proceso que no testimonia huellas de sufrimiento, por el contrario, Zaratustra disfruta de su espíritu y soledad tanto y tan profundamente que durante diez años no se cansa de gozar consigo mismo.Marginarse es una acción que se objetiva en dos momentos; que a su vez se desarrollan en topos distintos; “alejarse” y “encontrarse”. El primer momento está circunscrito en el abandono del espacio en el que reside la polis, en tanto que el segundo es el posicionamiento en un espacio distinto al de la polis. El espacio en el cual se materializa la marginación, puede ser la montaña, el bosque o simplemente el cordón externo de la polis, incluso existe una marginalidad que se concreta en un espacio puramente simbólico, por ejemplo, la marginalidad legal, la marginalidad ideológica, la adopción de una posición insurrecta respecto del gobierno de la polis o cualquiera de sus incontables engranajes, en pocas palabras, la marginación puede ocurrir de diversos modos y por diversos motivos, sin embargo, todos ellos representan un intento de desmarcarse con la comunidad y la cultura que ésta ha creado.Desde un punto de vista existencial se puede decir que la acción de alejarse de la polis nace naturalmente de un dolor que experimenta el individuo social con respecto a sus otros, este dolor puede tener muchos ribetes, en tanto, afección, podría convertirse en una frontera con el odio, incluso con el amor; asimismo, puede ser causado por muchos motivos; desde inspiraciones sociales hasta las infinitas posibilidades que nos brinda la contingencia; penas de amor, resentimientos, desilusiones, etc. Pero enfaticemos la idea; aquí se quiere identificar uno de los elementos comunes que reúne las distintas acciones de marginación: el individuo social se margina porque no se identifica con la colectividad, incluso, si él, es marginado por la polis opera el mismo principio; la polis lo margina porque no quiere ser identificada con ese individuo social. Este acto, como se observaba anteriormente, implica un cambio de espacio real y simbólico; el individuo social debe ocupar un espacio distinto al de la polis. En el caso particular de Zaratustra, el alejamiento motivado por una fractura para con sus otros no deviene en dolor, sino más bien en un gozo consigo mismo que ocurre materialmente en la montaña, su domicilio; la guarida que lo sujeta férreamente frente a la inmensidad del mundoEncontrarse, es una acción, en la cual el individuo social tiene que recomponer la identidad que lo ligaba a la comunidad, creando una nueva máscara capaz de parir un yo con la potestad suficiente para dejar fuera a la comunidad de la cual acaba de marginarse, con todo lo que conlleva. Este segundo paso representa una experiencia mucho más individual, subjetiva, por tanto se vive según la vida de cada cual y de acuerdo a procesos personales. El espacio en donde ocurre este volver a encontrarse debe ser resignificado como domicilio,[3] es decir, como un espacio íntimo capaz de recomponer diariamente la dispersión de la individualidad en el mundo. Zaratustra busca su eremita en la montaña, en ella se domicilia, ese espacio es su dominio, su reino, territorio desde el cual contempla el valle, pero, que sobretodo se convierte en el lugar en el que se planea un proyecto hacia el mundo, es en la montaña donde el eremita escribe las palabras que dirá en el valle.Pero la marginación experimentada por Zaratustra tiene además un tercer momento: “el retorno” es decir, su voluntad de marginación deviene en retorno, el eremita, regresa a derramar la sabiduría que se entregó a sí mismo durante su retiro. Antes se señalaba que la acción de marginalidad es una tendencia, un querer que se expresa en diversos actos que van dando forma a un proceso, a un devenir tan diverso como el individuo social que lo vive; Zaratustra y el Santo del bosque reflejan dos personajes, cuya voluntad de marginación se manifiesta en concepciones y acciones muy distintas. Es menester, pues, analizar el proceso de marginalidad en ambos, para entender mejor lo que Nietzsche nos quiere decir con esta antinomia.Pero, un asunto previo; es necesario aclarar que es lo que se quiere decir cuando se usa el concepto: marginación, el margen, esto es, aquello que se entiende como límite, es un concepto relativo respecto de lo cual se presenta como centro, en este caso es la polis, por lo tanto; margen y polis están en la estructura misma de la acción de marginarse, esto implica que tanto el Santo del bosque como Zaratustra viven una acción de marginalidad en tanto tienen una relación con la polis, ambos no se identifican con ella, ambos se domiciliaron en un espacio distinto al de la comunidad, pero ambos vienen del pueblo y su condición de alejados es siempre con respecto de los otros, los habitantes del poblado, son ellos los que activan en los marginados la acción de no identidad y en ambos casos la voluntad de cada uno los llevó a alejarse, de ninguna manera es una separación radical, porque simplemente no puede serlo, ya que cualquier acción de separación de la polis siempre es en relación a ella, por eso se usa aquí el término marginación, ahora bien, hay que recalcar que para ambos esa marginalidad es espacialmente distante; el bosque, en el caso del Santo y la montaña, en el caso de Zaratustra, pero, como se mencionaba más arriba, hay una marginalidad que puede estar mucho más inserta en la ciudad, en el límite de la orbe y no sólo en términos estrictamente topográficos, sino que económicos, sociales o ideológicos. Sobre los distintos tipos de marginalidad que práctica Zaratustra se aludirá más adelante, pero lo que ahora importa es precisar que el término de marginación se usa para denotar la importancia de la polis en la decisión misma de alejarse experimentada por el eremita, la cual se objetiva topográficamente en la acción de domiciliarse en la montaña. Expuesta esta precisión, señalemos respecto de lo anterior la siguiente introducción: mientras el Santo del bosque desprecia al pueblo, Zaratustra ama a los humanos.Zaratustra se margina de la comunidad por el dolor que le producen los principios mismos que la estructuran, él, es un observador y tiene el poder de desenmascarar la cultura, es decir mostrar los distintos rostros con los cuales el devenir de determinadas ideas ha venido construyendo la cultura occidental. El santo del bosque, con el cual, Zaratustra, se encuentra en su descenso o “primer retorno” hacia la ciudad, testimonia lo que observó durante el ascenso de Zaratustra, cuando llevaba sus cenizas a la montaña, lo cual reafirma la idea de “desazón” respecto de la polis, pero a pesar de ser así, el proceso mismo de domiciliarse en la montaña no constituye una dolencia o un desprecio respecto de la comunidad, antes bien, es un proceso de sanación, una melodía solemne y romántica con espasmos de risa y por sobretodo teniendo en sí la voluntad de retorno. Después de diez años de marginación el espíritu del eremita deviene en el deseo de trasvasijar su aprendizaje sobre los otros, tal como el sol, sobreabundante de sí mismo ilumina con su luz a las criaturas de la tierra. Zaratustra está arto de su sabiduría y emprende el retorno, acción que se constituye como un movimiento, un devenir de la marginación. Es importante señalar que este devenir es un devenir que quiere danzar, un devenir cuya situación de movimiento es parecida al fuego, al agua, en el sentido que tiene un tempo libre, más arrimado a la naturaleza que a la razón, no es una dialéctica hegeliana y esto porque no sólo no existe síntesis, sino que ni siquiera hay una antitesis de términos, para Nietzsche las antitesis, sobretodo de los valores, son modos del racionalismo moderno, [4] por tanto los esquiva y en el caso particular de Zaratustra muestra este movimiento como una voluntad que va y viene desde el pueblo a la montaña y que al mismo tiempo va con la montaña al pueblo y se devuelve con el pueblo a la montaña. Este devenir, se muestra tanto en la lógica del relato; es decir lo que le sucede al personaje Zaratustra, como en la concepción filosófica que tiene Nietzsche acerca del propio devenir, la voluntad de marginación deviene en regreso, y el ritmo es marino, danzante. Uno de los recursos que usa Nietzsche, en este texto, para reforzar la expresión de su dialéctica, es la formalidad del estilo, recordemos que es una obra literaria, musical, casi operética, una puesta en escena del pensamiento filosófico de su autor, entonces, el ritmo o tempo lírico del estilo no sólo imprime un carisma estético al texto, sino que además es el contenido mismo el que queda en situación de movimiento, danza y poesía; el retorno es otro paso en la danza del devenir de la voluntad de marginación.En su primer retorno, Zaratustra, no sólo quiere insertarse en la polis, sino que además se impone la misión de incendiarla, él, baja con fuego y con la mística para bailar alrededor de sí mismo, de la tierra, el sol, las estrellas, una danza en la que tal vez se enmascara un resentimiento contra la polis. Zaratustra logra ver, palpar el sistema de pensamiento que hasta ahora viene dominando al pueblo, un pueblo que para, Nietzsche, no es otra cosa que la modernidad, y que Zaratustra quiere cambiar, porque ama a los hombres. Aquí cabe `pensar que tanto para el personaje como para el autor; el amor es otra máscara, tras ella también está la máscara que odia al pueblo, por su ceguera, por su no darse cuenta de porqué actúan como actúan. El caso es que en este momento Zaratustra puede o cree que puede desentrañar genealógicamente [5] la arquitectura que a edificado el devenir de la cultura humana en la que habitó por treinta años y que ahora quiere intervenir decisivamente, de hecho la quiere ver arder. Queda de manifiesto que la actitud de Zaratustra en su retorno es fundamentalmente política, dado que establece medios de acción para cambiar, para transformar la polis, su descenso, esto es, su primer retorno es una acción de “marginalidad activa”, una acción inscrita en el devenir de su voluntad; Zaratustra se aleja para retornar a la polis, pero retorna a ella como un marginado, alguien que se incluye para transformar. Más adelante se intentará mostrar que esta lucha política ocurre, fundamentalmente, en el terreno de la moral y por que no decirlo en el terreno de lo estético. En buenas cuentas; el momento de “retorno” con el cual Zaratustra afronta el devenir de su voluntad de marginación hace que esta se pueda calificar como una acción cuyo objetivo es reinsertarse marginalmente en la polis para transformarla; una marginación activa.En cambio el Santo del bosque se margina de la polis exactamente por dolor, no se identifica con los humanos, los humanos se le presentan tan miserables, tan imperfectos que es mejor vivir con Dios, Dios es la ilusión sobre la cual el Santo del Bosque derrama su alteridad y lo hace con devoción; cantando himnos y orando. Esta es una actitud de marginación radical respecto de la polis o si se quiere una actitud en donde la polis se transfigura sicológicamente en una orbis dei [6] la cual está allende de la muerte del cuerpo, pero que es posible rozar desde la tierra, se le puede oler y de alguna manera espiritual se la puede vivir desde este mundo. En el orbis dei, es de donde mira el Santo del Bosque y esta actitud, ese funcionamiento de su psiquis lo hace marginarse radicalmente de la polis, el vive en la caverna donde se producen los ideales. [7]Recapitulemos la posición política de Zaratustra, está marcada desde un principio por una voluntad de marginación, la cual se concreta en la acción de alejarse de la comunidad, el devenir de dicha voluntad genera el propósito de retornar a la ella, acción que queda conceptuada como una actitud de marginalidad activa.Ahora bien el proceso de marginación y retorno que realiza Zaratustra durante todo el transcurso de la obra, tiene un correlato geográfico; la altura propia de la montaña y la depresión o llanura del poblado y el bosque. Tanto altura como depresión constituyen dos eslabones importantes para entender la posición política del eremita, pero, además, es necesario mencionar también otro lugar con una geografía particular; el mar, que en el relato se encuentra asociado a las Islas felices. Conviene, pues, realizar un análisis de lo que representan estas diferencias geográficas en cada uno de los topos por donde pasa Zaratustra.Comencemos por la altura; la montaña, este topos en la mayoría de las culturas representa comunicación con el cosmos, con la divinidad, los profetas hablan con Dios en la altura de las cimas, la montaña es religación del individuo con el universo [8] y aunque, Zaratustra lleva sus cenizas a la montaña, pronto aprende a disfrutar de sí mismo acompañándose del universo terreno; los animales, las rocas, su caverna, en general la naturaleza, desde ahí vuelve a conectarse con los otros, con el pueblo, en estricto rigor Zaratustra tiene una necesidad de los demás y dicha necesidad aunque está dada por una sobreabundancia de vida, no deja de ser una necesidad social, una consciencia social. Digamos que, para el eremita, la acción de domiciliarse en la montaña representa la soledad que se basta a sí misma, tanto que puede gozarse en autarquía y hedonismo. Pero, que en algún momento necesita derramarse en los otros, en la comunidad. Ahora bien, queda sugerida la pregunta; ¿por qué la montaña? Nietzsche, en su afán de esquivar los elementos típicos del misticismo, podría haber planteado otro tipo de marginalidad, quizá una marginalidad de reclusión dentro de la misma polis; una suerte de marginalidad urbana, o tal vez podría, simplemente, haber usado otro lugar común para los eremitas, como el desierto o directamente un monasterio. Un intento de respuesta a esta interrogante viene, justamente, desde la geografía; existe una condición excepcional en las cimas y es que éstas, en tanto tienen altura, representan la capacidad para des-situarse del espacio restringido que nos da el valle, desde el valle sólo podemos observar aquello que está inmediatamente cercano, sin embargo desde la altura podemos dominar todo el valle y aún más allá, incluso el mar u otros montículos, dicha cualidad hace que el cerro tenga una situación visual privilegiada, por consiguiente aquel que lo habita puede contemplar desde la altura lo que acontece en el valle, Zaratustra, adopta en sí mismo esta cualidad de las cimas, es decir en su domiciliarse en la montaña ha logrado al mismo tiempo que la montaña se domicilie en él, puesto que desde la altura cree ver el devenir de la cultura occidental en su figuración de incontables máscaras, lo cual implica develar el sentido del pasado en su ir proyectándose, esto constituye un cierto pre-saber del futuro. Desde arriba es posible predecir con un alto rango de acierto la trayectoria de un móvil, un anacoreta, un montañista puede saber hacia donde se dirige una carreta con el simple hecho de observarla desde la altura, con un alto rango de acertividad. Esta es la montaña de Zaratustra, su domicilio, en el sentido cabal de la palabra; es decir como una constitución interna desde la cual enfrenta el mundo, desde la cual se posesiona políticamente hacia el pueblo, puesto que, él, ha adquirido de la montaña la capacidad para contemplar desde la altura, su cuerpo puede des-situarse del contexto empequeñecido, inmediato, circunstancial y puede ver el curso, el devenir: Él puede desenmascarar los rostros con que se ha vestido la cultura occidental, Zaratustra lleva su domicilio en sí mismo, tiene la montaña es su cuerpo, sólo desde esa situación vuelve al pueblo. Esto conduce a pensar que el retorno desde la montaña al pueblo motivado por el hecho de derramar su sabiduría entre los hombres no tendría posibilidad si no se hubiese domiciliado previamente en ella y hay que recalcar que domiciliarse significa aquí el acto mediante el cual la estructura espacial se internaliza como un topos del retorno a nosotros mismos, con el objetivo de volver al mundo de los otros. Por tanto el retorno al pueblo, es decir, el tercer momento del devenir de la voluntad de marginación está determinado en función de bajar con la altura de la montaña hacia la llanura del pueblo, adoptando desde este punto de vista una marginalidad activa, es decir incluirse en el pueblo para intervenirlo desde una situación esencialmente marginal a él, en cuanto que no adhiere a su religión, su moral, su política, su ciencia, en una palabra su cultura.El otro topos es el valle y su geografía es la llanura, la extensión. Este es propiamente el lugar donde habitan los asentamientos humanos, por supuesto que en la tierra existen a lo largo de la historia muchas culturas altiplánicas, Pero, claramente, Nietzsche, está pensando en la generalidad, entonces, es lícito decir que el topos en el cual la mayoría de los grupos humanos edifican sus casas es en la geografía de la planicie. Ahora bien, en “la mirada montañosa” de Zaratustra, el valle, es el lugar en el cual el pueblo comienza a embrutecerse, aquí el humano se empequeñece, Pero ¿Qué sucede en este espacio donde los humanos hacen una vida en común? ¿Por qué en el pueblo el ser humano tiende a empequeñecerse? Resulta muy probable que la comunicación tenga un papel muy importante: en el pueblo unos a otros repiten aquello que van escuchando; la tradición y así crean la cultura [9], dicho de una manera absolutamente resumida, el pueblo, la sociedad, la comunidad, es la cuna de la cultura, sin comunidad de individuos no hay cultura y la comunidad comparte una topografía que favorece al encuentro, En la planicie yo puedo ver al otro no desde arriba, sino desde el lado, inmediatamente al lado. La topografía del valle es una condición absolutamente favorable para formar la comunidad que a su vez es condición de posibilidad para crear una cultura sustentada en un lenguaje común. Zaratustra tuvo que alejarse del valle, del pueblo, de la topografía que permite encontrase diariamente con el otro, porque al marginarse de la llanura, puede observar cual es el devenir de la cultura, cuales son las máscaras que encubren nuestra moral, nuestra ciencia y nuestra política. Es necesario alejarse del valle porque es justamente ahí donde la cultura se replica y continua en un curso que comienza a expeler un olor pestilente que acusa un nivel fecal insano.El bosque, es un topos que comunica a la montaña con el pueblo, en el bosque no existe la extrema visibilidad del los demás como sucede en el pueblo, pero tampoco existe la visión general que permita la montaña. El bosque es propiamente la marginalidad, en él no hay urbanidad, los habitantes del bosque, de alguna manera se sitúan en un espacio en donde la comunidad no puede ejercer un control total, además el bosque está poblado mayoritariamente por vegetales y animales, cualquier presencia humana tiene que estar permanente comunicado con la naturaleza. Ahora bien, para Zaratustra el bosque cobra una vital importancia, en tanto que es en él en donde comenzará su tarea incendiaria, de alguna manera podría decirse que es su cuartel, puesto que desde ahí prepara los oídos que lo escucharan y que posteriormente operaran un cambio en la cultura, más adelante cuando se analice el reposicionamiento político en la misión política de Zaratustra se retomará el bosque en su condición de espacio preparatorio.El mar, juega un papel que no es menor en la simbología de Zaratustra, el mar es constante movimiento, permanente cambio, el mar es en alguna medida la metáfora del devenir. Acerca de ese punto se puede decir mucho en la filosofía nietzscheana, pero en el Zaratustra el mar también es un estilo de lenguaje, es un verbo marino, en cuanto representa una posibilidad de acercarse a un discurso que rehúye las casillas de la razón moderna, un discurso que proviene desde el arte; la música, la poesía, la danza. En resumidas cuentas el mar es el lenguaje artístico y en este mismo sentido son los navegantes, los compañeros predilectos de Zaratustra, pues ellos tienen una disposición natural para no convertir el discurso en un cementerio de palabras que se repiten y se convierten en rezo o doctrina.Resumiendo, hasta aquí hemos visto el devenir de la voluntad de marginación que empuja a Zaratustra a la acción de alejarse de la polis para retornar y accionar un cambio cultural en ella. El cambio que quiere operar Zaratustra con respecto de la polis se puede rastrear en término topográficos, esto es analizando el sentido de los cambios espaciales que Zaratustra experimenta a lo largo de la obra. El eje central que permite el regreso a la polis es la montaña, Zaratustra regresa domiciliado en la montaña y sólo desde ella es capaz de sostener su voluntad de cambiar a la comunidad. El análisis de la montaña y el valle considerados en tanto topos se completa necesariamente con las características geográficas de ambos; la altura y la depresión. Además resulta pertinente completar dicho análisis con una consideración topográfica del bosque y la mar, en su condición de símbolos espaciales en la textura del relato. Pero, ningún cambio político se concreta con un individuo, aunque, si bien, Nietzsche considera que el individuo es quien dinamiza a la cultura, éste necesariamente necesita de otros individuos que en comunión con sus ideas ayuden a transformar la sociedad.¿Quiénes son los compañeros de Zaratustra en esta faena? Esta es la cuestión que va a abordar la segunda parte.


2º-El reposicionamiento político de Zaratustra.


Zaratustra sobreabundante de sabiduría, al igual que el sol emprende su recorrido sobre la tierra, quiere ofrecer un regalo a los hombres, quiere que un nuevo proyecto de ser humano reemplace al actual, quiere sanar una cultura que ha devenido como enferma, Zaratustra tiene un hijo bajo el brazo, el humano superado. [10]La primera estación en el regreso de Zaratustra al pueblo es el bosque, en él se encuentra con el Santo del bosque, quien en soledad se dedica a alabar a Dios. Como se mencionaba en el capítulo anterior, la marginalidad del Santo del bosque es radical, hay en su espíritu un profundo desprecio por los humanos y es en este sentido advierte a Zaratustra que no hay que regalar nada a los hombres, ellos no entenderán. En esta advertencia se revela una actitud política coronada básicamente por el total desencanto con la alteridad, por el abandono absoluto a los asuntos de este mundo, el mundo concreto es negado en favor de una proyección de otro mundo. Este desencanto, que más adelante será caracterizado como nihilista es percibido por Zaratustra de una manera inocente, en ningún caso como una increpación, por el contrario, la relación entre ambos es muy cordial, es el Santo del bosque quien contempla a Zaratustra cuando lleva sus cenizas a la montaña y es él, también, quien observa su regreso al pueblo y se da cuenta que se ha transformando en un niño que camina como bailarín. En cierto modo el santo del bosque se siente el maestro de Zaratustra, pues, él, antes vivió su propia voluntad de marginación y se separó del pueblo y por eso se permite aconsejar al eremita; los habitantes de la polis no cambiarán. No es cualquier desencanto el que tiene el Santo del bosque, aquí se está en presencia de un nihilismo en el cual la obligación política de la religión judeo cristiana por imponer su verdad en el mundo, de predicar la palabra para convencer a los otros, ha quedado vacía, sin sentido, que sea lo que Dios quiera, yo no puedo hacer nada, tal vez nadie pueda, por lo tanto mi presencia en la tierra está completamente dedicada al mundo de Dios, y el mundo yace completamente entregado a Dios, en otras palabras el Santo del bosque tiene la actitud de un Dios muerto, acaso el mismo es el mejor símbolo de un Dios muerto, pues el Santo del bosque está muerto para el mundo, para la polis, es, en estricto rigor la presencia de un cadáver que pese a estar en el mundo se niega a habitar en él y es justamente por eso que Zaratustra no se irrita con él, sino que inocentemente observa que teniendo la tumba de Dios en su accionar, cree que Dios está vivo, es como cargar un obseso a cuestas e ignorar completamente que éste se encuentra muerto, este engaño y la consecuente máscara de “Santo” parece tan infantil como la alegría que tiene Zaratustra en su afán de llevar un regalo a los humanos. Al despedirse Zaratustra piensa lo inaudito que resulta que el Santo no se haya enterado que Dios ha muerto, pero el Santo del bosque, previamente a dado a Zaratustra una serie de consejos que hacen sospechar que, éste, sabe que el pueblo no lo va escuchar. Ambos polos de esta relación desde un punto de vista político representan, por un lado un quietismo y por otro un activismo, Zaratustra es el activista y baja a incendiar con su palabra, pero no fue así como sucedió, las palabras de su eventual consejero no fueron en vano, por el contrario, fueron certeras.El pueblo, es la segunda estación de Zaratustra, pero en su descenso no se dirige a cualquier parte del pueblo, sino que al espacio de la plaza pública, el lugar en donde los habitantes de la orbe se juntan, donde se hace propiamente la vida cívica. En este lugar, Zaratustra comienza su discurso, el cual apunta fundamentalmente a establecer que el ser humano debe ser superado y para eso es necesario que los actuales hombres cumplan un propósito de transición y dejen lugar a los venideros, pero cuál es la transición que los actuales deben cumplir en su pasar; ellos deben incendiar el orden establecido por la cultura, es necesario que los hombres del presente dejen lugar al humano superado, pero antes tienen que subvertir el paradigma establecido por la cultura ¡Qué importa la felicidad, la razón, la virtud, la justicia, la compasión! Les señala Zaratustra, hay que destruir todo aquello que antes se tenía por sagrado e incuestionable, todo lo que se ha generado a partir de la cultura del pueblo, que no es otra que la cultura de la modernidad occidental. Este es el contenido medular del discurso de Zaratustra. Es importante recalcar que para cuestionar la cultura y en cierta medida modificar el curso de su actual devenir, Zaratustra apunta en primer término a una revolución axiológica y gnoseológica, hay que derrotar el modo de valorar y de pensar, es un error tratar de imponer un sistema político que surja en el seno de la forma de valorar y de pensar que existe en el sistema mismo.Ahora retomando el curso del relato, mientras Zaratustra trata de comprender qué es lo que sucede con el pueblo, entra en escena un artista callejero, un volatinero o equilibrista, es necesario relatar brevemente este episodio a objeto de comprender su alcance dentro del drama filosófico compuesto por Nietzsche.El pueblo hastiado de los discursos de Zaratustra pide la actuación de una especie de bufón o artista callejero, el cual realiza una rutina de equilibrista y comienza a caminar por una cuerda en altura, pero a poco andar sale un segundo equilibrista que lo desafía increpándolo groseramente hasta que se acerca y salta sobre él, con el objetivo de pasarlo, dando un grito que refleja lo terrible y brutal de su acto, pues el primer volatinero pierde el equilibrio y cae estrepitosamente a tierra, todos los presentes se alejan, menos, Zaratustra, quien contempla como el cuerpo cae a su lado inconsciente y agonizante, Zaratustra permanece junto a él, hasta que el desafortunado equilibrista vuelve en sí y antes de morir escucha de boca de su eventual compañía que la muerte es una sentencia definitiva y no un paso hacia otro mundo, este discurso le trae una tranquilidad que le permite morir en paz.Bien, este es el relato de lo acontecido en el pueblo, es menester realizar un análisis de la acción: Aquí hay un acto de crueldad cometido por el segundo equilibrista, quien totalmente seguro de sí salta por encima del primer equilibrista, en estricto rigor lo asesina, y sus motivos se justifican en el hecho de encontrarlo una competencia inferior, la cual se debe aplastar con la decisión que otorga la fuerza de superioridad. Este hecho dentro de la lógica que ha venido sucediendo en la narración nos mueve a pensar que de alguna manera el segundo equilibrista es, en cierta medida un detractor de la moral de aquellos llamados los buenos y los justos, incluso es capaz de no tener compasión, valor que ya desde el primer discurso de Zaratustra queda en tela de juicio ¿Qué relación tiene este personaje con el hombre superado, es un auténtico puente hacia él, es un mal entendido o representa una de la múltiples máscaras de los últimos hombres? Por otro parte la acción transcurre sobre una cuerda, y Zaratustra declara que: El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el hombre superado, -una cuerda sobre el abismo. [11] Por tanto este episodio puede ser una llamada de atención para Zaratustra, en este punto el eremita comienza a vislumbrar lo peligroso de su discurso y los infinitos caminos que puede seguir este incendio, el fuego no es estable ni predecible, incluso puede hasta no quemar, por ejemplo, la muchedumbre es totalmente inmune a él, Es probable que en este episodio, Nietzsche, se encuentre pensando en voz alta acerca del presente y el futuro del verbo zaratustriano, si se toma en cuenta que nuestro filósofo es un crítico de la modernidad, un pensador que pretende desenmascarar los rostros con los cuales la cultura occidental se ha empeñado en replicar su sistema, entonces es posible realizar desde la crítica, una lectura que pueda esclarecer el papel que desempeña el segundo equilibrista en relación a al posición política que adopta el eremita, esto se retomará en la tercera parte de este capítulo. Antes continuemos con el relato; Zaratustra, el solitario, el que se acompañaba de sus animales, se ha desplazado espacialmente de su eremita y a poco andar ya hay cuatro personajes dando vueltas en su espíritu; el Santo, el primer y segundo equilibrista, y el pueblo en tanto muchedumbre. Bastante melancólico y apesadumbrado se da cuenta que entre su palabra y los oídos del pueblo hay una incomunicación abismal, los solitarios tienen un lenguaje propio que nace en la conversación consigo mismo. Imbuido de este torrente anímico el eremita decide sepultar a su compañero cadáver. No se puede dejar de subrayar el símbolo que implica que el primer compañero del eremita sea un muerto, nada más que una presencia desprovista de vida, esto puede tener variadas lecturas, pero en el ámbito político es importante en tanto es el hecho que marca su reposicionamiento político, esto es un cambio de estrategia en su intensión de transformar la sociedad. Zaratustra se interna en el bosque con el cadáver a cuestas, trás caminar largamente apacigua su fatiga con el alimento que le regala un habitante de la arboleda y con todo un mar en su espíritu duerme profundamente.Hasta aquí repasemos; El mensaje del eremita es bastante claro; él baja a comunicar al pueblo, al colectivo, una clara voluntad de superación esta voluntad quiere que el actual ser humano sufra una transformación que le permita desenvolverse en un devenir distinto al que prefija la cultura occidental, pero la tarea de transformar, de operar un cambio en el colectivo implica en primer término destruir, aniquilar un esquema de pensamiento que en sus infinitas formas de enmascararse se vuelve casi inexpugnable. Sin embargo, existe una estrategia absolutamente necesaria para lograr imponer esta voluntad de superación en el pueblo, el cambio estratégico tiene lugar cuando, el ritmo del relato adquiere un romanticismo propio del mismo Goethe y una melodía similar a la novena sinfonía de Bethoven, en pocas palabras un momento creador; Zaratustra despierta de una iluminación onírica, con la fuerza inocente de un niño, y toma la siguiente decisión que se encuentra formulada en el parágrafo & 9 del Prólogo del relato:“Para incitar a muchos a apartarse del rebaño -para eso he venido. Pueblo y rebaño se irritaran contra mi; ladrón va a ser llamado por los pastores Zaratustra”[12] .Zaratustra ya no hablará más a la muchedumbre, tampoco a un cadáver, Zaratustra hablará sólo para creadores igual que él. Esta es la revelación del & 9 del Prólogo, es necesario en primer término apartar a los creadores del rebaño, he aquí que su activismo política tiene una estrategia que queda perfectamente definida y es fruto de un reposicionamiento frente al primer intento por hablar a todo el pueblo, lo cual implica que lo primero y fundamental ocurre en la experiencia individual, es ahí en donde se debe efectuar el cambio; desde la revolución individual se transforma también la sociedad, este es un tema bastante complejo, pero en este momento lo que se quiere asentar es que Zaratustra habla a los individuos y el equivoco en el cual incurre al entregar sus discursos a la muchedumbre es creer que todos son individuos, pero, en realidad el pueblo está constituido de individuos, rebaño y pastores. La mayor parte del pueblo es un rebaño que no lo escucha, a pesar de sus recursos dialécticos, de mostrar que pasaría con el humano de continuar todo como está, esto lo comunica señalando el lugar espiritual que ocuparía el último hombre. El problema se resuelve en este cambio de estrategia; la transformación que se quiere operar en la cultura, no requiere de una prédica a la muchedumbre, sino de una actividad más focalizada, esto en términos políticos constituye una diferencia respecto a las ideologías políticas modernas que dirigen su discurso a las masas, al pueblo, a la muchedumbre, la cual, es para ellas, propiamente el agente de cambio, posteriormente se intentará explicar algo más acerca de la importancia de esta variante estratégica en la pugna política que tiene Nietzsche con las ideologías políticas moderna.Ahora bien ¿Quiénes son los “muchos” que, Zaratustra, quiere apartar del rebaño?Acompañantes busca el creador, y no cadáveres, ni tampoco rebaños ni creyentes. Colaboradores busca el creador, que escriban nuevos valores en tablas nuevas[13]. En el original alemán el término que usa Nietzsche para referirse a los “acompañantes” o “colaboradores” del Creador es Mitschaffenden, en el contexto se puede traducir literalmente como “cocreadores”, y estos, para ser tales no deben vivir como cadáveres ni rebaño, pero ¿Cómo será posible crear un discurso que en su decir mismo no genere rebaño? Esto es un verdadero reto para Nietzsche, incluso algunos años más tarde en Más allá del bien y el mal, señala que tal vez le convendría hablar con falsedad y esto porque el leguaje mismo está estructurado como una manera de interpretar la realidad, específicamente como la forma occidental moderna de pensar la realidad ¿Cómo se enfrenta a este problema en su Zaratustra, sobretodo por lo delicado de su misión, se trata de llegar a oídos que puedan generar un cambio en la cultura. Como se manifestaba en la primera parte; el recurso que usa el eremita es articular sus discursos con un lenguaje abiertamente poético, constituyendo un estilo con una manifiesta apertura hacia el arte, en ese sentido, El nacimiento de la tragedia, es la obra que tiene mayor consonancia con el Zaratustra y esto tanto por el uso de un verbo pródigo en imágenes como porque de alguna manera el Zaratustra es el primer intento formal por poner en escena una suerte de tragedia griega, de concretar en una obra lo ganado en la particular investigación del universo helénico. En resumen, Nietzsche hace danzar a los discursos de Zaratustra un discurso que no sepa bailar en los oídos de los interlocutores convertiría al eremita en un predicador que sólo puede generar rebaño.Es necesario enfatizar que el activismo político de Zaratustra está estrechamente vinculado a los temas centrales de la obra; el “suprahumano” es el responsable de operar un cambio axiológico en la cultura, creando nuevos valores desde una perspectiva más acorde con la vida el partido de la vida [14] en plena afirmación de ella, “el eterno retorno”. Mientras que “la voluntad de poder” es el fundamento ontológico desde el cual el creador obtiene su convicción para efectuar la transformación de la sociedad, sin una voluntad fuerte éste caería fácilmente en una voluntad de negación, es decir un nihilismo.Ahora bien, el tema propio de esta tesis es esclarecer la posición política de Nietzsche en su escrito Así habló Zaratustra, por tanto es necesario afirmar que Nietzsche carece completamente de una doctrina política, el propio concepto de doctrina es moderno y justamente nuestro filósofo intenta dar una paso más allá de la modernidad. La doctrina está directamente relacionada con el fomento de un tipo de humano que se tipifica como rebaño, por el contrario Nietzsche tiene una posición política, es decir se posesiona desde una situación crítica hacia las ideologías políticas modernas, cuidando que dicha posición no se convierta en otra doctrina sino más bien en un desenmascaramiento de las tendencias políticas modernas. La reflexión acerca de este punto conduce obligadamente a emprender una breve revisión de las críticas que nuestro alemán realiza a las distintas doctrinas políticas.Pero antes, señalemos dos consecuencias inmediatas de este reposicionamiento estratégico que se objetiva en el hecho de redirigir su discurso hacia algunos oídos, primero; la constante increpación que hace Nietzsche a sus lectores, en el sentido que sepan escuchar, meditar, masticar sus palabras, de alguna forma simboliza como es, él mismo, quien se siente incomprendido por su época, lo cual a esta altura de los tiempos constituye un hecho. Ahora bien, en su Zaratustra esta “sensación” de incomprendido, tiene su fundamento en la creación de un verbo fraguado en la soledad de la eremita y no en el colectivo, por eso cuando el solitario vuelve a la comunidad es incomprendido, pues habla palabras que han tenido como único interlocutor a él mismo, palabras que son extrañas a la polis.[15] En segundo lugar, está selección en el mensaje implica un supuesto: existe una suerte de estratificación entre los habitantes del pueblo, no todos son iguales, por el contrario hay una jerarquía, este es probablemente el punto más controvertido en la posición política de Nietzsche, sobretodo cuando se traslada directamente a la arena política. ¿Realmente existen jerarquías en los seres humanos?


3º La crítica nietzscheana a las doctrinas políticas modernas


En Así habló Zaratustra, Nietzsche es un pensador maduro [16] que ya ha escrito varios libros [17] los cuales apuntan a cuestionar de manera variada y compleja algunos pilares fundamentales de la cultura occidental: la razón, la moral, la religión, la ciencia, ¿Pero, qué sucede con la política? Se podría decir que Nietzsche no aborda el problema político, sin embargo esa respuesta es sumamente inexacta. La política necesariamente está en correspondencia con un esquema moral que separa lo correcto de lo incorrecto, el cual, en el caso de la cultura moderna occidental se ha venido fundamentando en un Dios cuya cara es otra máscara de la razón absoluta que adecua la verdad a su propio criterio generando, para ello, un ordenamiento de la comunidad, es decir: una política. ¿Cómo es posible que el crítico de la cultura occidental moderna, por el puro hecho de ser tal, no aborde el problema político? La respuesta, esbozada más adelante, es clara, Nietzsche tiene una posición política y no una doctrina, valga recalcarlo, porque en base a está distinción revisaremos brevemente la posición que adopta nuestro pensador con respecto a lo que, él, identifica como doctrinas políticas modernas, comenzaremos examinando las posiciones políticas del joven Nietzsche, quien ha sido marcado por la guerra franco – prusiana (1870 -1871) y que como intelectual emergente de su época se enfrenta al proceso de unificación de Alemania, y por consiguiente intenta dar una respuesta a esta contingencia política teniendo como referente teórico a la cultura helena.Alemania, desde 1848 se esforzaba por lograr la unificación estaba entrabada en discusiones acerca de cual debería ser el sistema que los gobernara, por un lado los junkers o aristocracia terrateniente, representados en la figura de Otto von Bismarck, defendían la instauración de una monarquía de derecho divino. Este movimiento conocido como la restauración, pretendía la vuelta a los reinados del antiguo sistema monárquico, en términos políticos toda Europa, experimentaba en el siglo XIX un verdadero retroceso respecto a los movimientos revolucionarios anteriores articulados mayoritariamente por la burguesía. Por otra parte las fuerzas progresistas, liberales, socialistas y anarquistas cuestionaban no sólo a la monarquía de derecho divino, sino que a la divinidad misma e incluso al estado. Una extensa gama de importantes pensadores aportaban con sus ideas a la discusión política en Europa; así por ejemplo, la llamada izquierda hegeliana fue en sí misma una escuela fecunda políticamente, marcada por una fuerte crítica al idealismo de Hegel y la religión católica, piénsese en Bruno Bauer (1809-1856) Max Stirner (1806-1855) David Federico Strauss (1808-1874) Ludwig Feurbach (1804-1872) Heinrich Heine (1797-1856) Moses Hess (1812-1875) Fridrich Engels (1820 -1895) y por supuesto uno de los filósofos políticos más influyentes en la historia reciente de occidente Karl Marx (1818-1883) Además de los pensadores franceses entre los cuales distinguimos a Pierre Joseph Proudhon (1809 – 1865) y los pensadores rusos; Mijail Bakunin (1814 – 1876) y Piort Kropotkin (1842 -1921)En este contexto, Nietzsche, desde un espacio bastante peculiar, escribía reflexiones como la siguiente:“Quizá nuestro héroe futuro del conocimiento trágico y de la serenidad griega sea un anacoreta; Quizá ordene ir al desierto a las naturalezas alemanas más profundas ¡Ëpoca feliz en la que el mundo que está modelado en su interior por un sufrimiento terrible escuchará el canto de aquel cisne apolíneo!” [18]Palabras cuyo espíritu pertenecen a un joven alemán motivado por la victoria militar de Alemania, en pleno proceso de unificación, contra Francia. Este joven filólogo se encuentra preparando su primer escrito sobre los griego antiguos; El nacimiento de la tragedia (1873) Un “centauro” entre el arte, la religión, la moral, la filosofía y la filología, que tiene como fuente de inspiración directa a Richard Wagner, el cual, en su condición de artista, juega, en ese momento, un papel importante en la formación cultural alemana. Para Nietzsche, tanto la victoria militar prusiana como el papel innovador de la música wagneriana son indicadores de la posibilidad cierta de “un renacimiento alemán del mundo helénico"[19]La pregunta que enseguida nos asalta ¿En qué consiste este renacimiento? Uno de los textos preparatorios al Nacimiento de la tragedia es El estado griego,[20] este escrito nos revela un análisis un tanto particular y a la vez agudo del origen del estado y el papel que le corresponde. En cierto modo es una suerte de “genealogía” del estado, desde aquí Nietzsche nos informa su postura frente al panorama político de la época. En primer lugar, el estado, concepto del cual la civilización se vanagloria, tiene un poder cuyo origen está fundamentado en la violencia;“…el vencido pertenece al vencedor, junto con mujer e hijos, bienes y vida. La violencia produce el primer derecho, y no hay derecho que no tenga a la arrogación, la usurpación y la violencia como fundamento” [21] Esta es una de las “verdades terribles” que devela Nietzsche, y si se acepta esta tesis, se comprende como también la esclavitud queda absolutamente justificada, esto quiere decir, que en el caso de los griegos y acaso en la formación de cualquier estado es imprescindible que existan personas que desempeñen el trabajo que acarrea la existencia cotidiana, para dejar a otras personas libres de esa labor, una casta de seres humanos que sean educados para superar su cultura y convertirse en “genios”. Los helenos hombres políticos por excelencia estaban muy conscientes de esto, por eso tenían esclavos y despreciaban el trabajo como fuente de sobrevivencia. En este sentido, Nietzsche, arremete contra los “conceptos-alucinaciones”[22] de “dignidad del hombre” y “dignidad del trabajo” que tanto promueve la modernidad, una modernidad que genera una cultura de esclavos y sin embargo teme a la palabra esclavitud, este tema se retomará más adelante. Pero, aceptando esta verdad terrible, es decir que son necesarios los esclavos, examinemos ahora su justificación; la creación del “genio”.¿Qué características debe tener el genio? Y ¿Cómo puede crearse? La respuesta a la primera interrogante es bastante romántica y difusa en el joven Nietzsche, pero existe una temática que retoma en toda su obra desde el Nacimiento de la tragedia hasta el Anticristo, y es que el genio emerge desde el individuo, que de alguna forma se desmarca de su tiempo y su sociedad para ver más allá y manifestar su genialidad en la conducción de la cultura, la genialidad puede expresarse en ámbitos distintos; así por ejemplo el “genio militar” es el guerrero que enaltece los valores bélicos de los cuales se sirve la patria y el estado para acrecentar su poder. El “genio artístico” que es capaz de hacer más soportable la existencia figurándola en el arte, pero, se recalca que el genio es un individuo y en ningún caso parte de un rebaño, de una masa. Este punto será especialmente importante cuando se retome el análisis de Así habló Zaratustra. La segunda respuesta es; a través de la educación, la educación rigurosa y crítica, hecha para “espíritus libres” es la única posibilidad de formar al genio. No es este el lugar para analizar cómo debiese ser este tipo de educación, pero sí, se quiere hacer notar que Así habló Zaratustra es un libro que fue concebido como un gran proyecto para educar, para despertar oídos en el horizonte del tiempo y, por supuesto, cuando escuchamos el término “genio” no puede dejar de sonar “humano superado” en nuestra retina. No obstante, aún falta el detalle políticamente más importante para el joven filólogo que sueña con el renacimiento alemán; es el estado quien debe ser un medio para la creación y mantención del genio, todavía más el sentido del estado es la creación del genio y es por eso que éste debe proporcionar las condiciones para que algunos humanos mantengan el derrotero de la subsistencia de otros humanos y esto es válido no sólo para la creación del genio militar que aparentemente colmaba los sueños expansionistas prusianos, sino que, sobretodo, para cultivar al genio artístico que ya daba sus primeras señales en Wagner. Desde esta plataforma se puede esbozar la crítica a las que Nietzsche llama “doctrinas” políticas modernas.Comencemos con el concepto mismo de “estado”, la crítica al estado se puede observar desde dos aspectos; por un lado, queda claro la importancia capital de éste en la creación del genio artístico, es el estado el único capaz de asumir este magno proyecto y esto, porque sólo es posible un proyecto colectivo en tanto exista una conducción clara de parte de una institución que opere por sobre los individuos, pero que a la vez se encuentre intencionada a procrear individuos y conducir al pueblo, mayoritariamente agrupado en ganado. En el proyecto del “genio artístico”, esta suerte de aristócrata que ocupa un lugar privilegiado en la sociedad, en tanto se encuentra eximida del trabajo, cobra vital importancia en el proceso de crear constantemente la cultura, el genio es un creador.[23] Pero, por otra parte, en el contexto que rodea a Nietzsche, aquello que se entiende por estado está contaminado de ideas equivocas, ideas que pretenden aplastar al individuo creador tras la fachada de un estado vinculado a un absoluto metafísico que se materializa a través de un militarismo que ensalza las glorias en la batalla y que ni siquiera tiene la claridad de favorecer al genio militar, y además invade todo el arte y la ciencia convirtiendo a la nación en un gran regimiento que marcha al son de una patética marcha marcial, o un estado liberal que ama la paz, como una perspectiva para hacer negocios que enriquecen a una minoría, o un estado que se ampara en la promesa de lograr una situación de igualdad, propugnando un tipo de hombre rebaño que inevitablemente queda aplastado por una colectividad que hace imposible despertar al individuo. Estos tipos de estado responden a doctrinas determinadas, que, bajo el lente de Nietzsche, revisaremos brevemente. Dichas críticas no son un dialogo detenido y riguroso, por el contrario quedan muchos cabos sueltos y esto en razón de que nuestro alemán discute con los que, él, observa como los fundamentos de tales doctrinas y de esta postura propugna una posibilidad, un proyecto. [24] Bajo este respecto se puede afirmar que Nietzsche es un pensador políticamente incompleto, pues no aborda severamente los problemas que devienen de su postura política y tampoco desmenuza detalladamente las doctrinas que critica, de ahí que se insista en que cabe hablar de posición política y no de doctrina o ideología, pero, a la vez, su posición política en tanto ataca los sostenes de la modernidad, resulta de suma importancia.[25] La doctrina liberal, que Nietzsche suele llamar “el optimismo capitalista” se fundamenta en el proceso histórico mediante el cual el burgués paulatinamente desplaza a la nobleza instaurando una economía que logra incrementar la producción a través de la división del trabajo, aspirando a una sociedad comandada por la egoísta aristocracia del dinero cuyo interés es aumentar sus recursos. Este camino, conduce a despreocuparse totalmente por los objetivos nobles de la humanidad, por lo demás, observa Nietzsche, esta estirpe de mercanchifles ingleses, pretende manipular al estado a favor de la situación comercial que les convenga, es decir, el estado se constituye al servicio monopólico del capital, una suerte de plutocracia. Para Nietzsche la riqueza material no tiene absolutamente ningún valor si no va acompañada de un propósito trascendente. Aquellos que gobiernen el estado han de estar ocupados en la creación del genio artístico y no en el comercio y la sobreproducción. El egoísmo propio del optimismo capitalista es muy distinto al individualismo nietzscheano, el primero es en relación a disfrute personal de la riqueza, mientras que el segundo es, en sí mismo, una relación a la construcción de un proyecto común. Ahora bien el optimismo capitalista comete el error inaceptable de creer que la economía es la piedra fundamental mediante la cual se puede modelar la sociedad y este equivoco también lo comete el socialismo, pensando que el capital es la fuente misma de la desigualdad. Pero ¿Por qué la igualdad? ¿Por qué fundar una comunidad en la cual las relaciones económicas sean equitativas? Por el contrario, eso es sumamente peligroso, es un sendero que conducirá a la nivelación de los humanos, a la creación de un hombre de término medio, el humano de rebaño, empequeñecido espiritualmente; “Fantasmas tales como la dignidad del hombre y la dignidad del trabajo son productos mezquinos de una esclavitud que se oculta de sí misma”.[26] El socialismo es una doctrina de esclavos, el esclavo moderno que encubre su odio igualándose económicamente al señor e igualando todo la sociedad desde la altura del rebaño. Los humanos no son iguales, pensar lo contrario representa un pensar torcido, contranatural. Por el contrario la naturaleza de la organización humana comporta jerarquías, humanos que desempeñan distintos papeles, algunos deben trabajar para otros con el objetivo de dignificar la cultura. Cualquier tipo de socialismo es nefasto. En este punto, Nietzsche, pensaba que los griegos eran mucho más lucidos respecto de la esclavitud. La creación del genio requiere el sacrificio de esclavos. La sorprendente y sobreabundante cultura griega no hubiese sido posible sin esclavos. El genio no puede dedicarse a la tarea cotidiana de mantenerse en el mundo, otros han de hacerlo por él. Ahora bien es justo señalar que, Nietzsche, no propone volver a la esclavitud, sino, más bien aspira a recomponer el concepto de un pueblo que sigue a su monarca, a su aristocracia, la que a su vez le otorga un sentido al pueblo, un proyecto y una cultura. La injusticia económica que implica la desigualdad de recursos y su respectiva miseria moral y material sobre los humanos que la sufren es un lugar bastante poco visitado por las reflexiones del joven Nietzsche y también del Nietzsche maduro. Desde el punto de vista podríamos decir que nuestro alemán ostenta una notable insensibilidad social. En último término el anarquismo con su pretensión de aniquilar el estado, aborta la posibilidad cierta de avanzar en la creación del genio, desconociendo profundamente la naturaleza superior del estado en cuanto es el motor de un proyecto colectivo que reúne las individualidades. Aunque, por otra parte, el anarquismo es un sistema que favorece a la creación de individuos y a la insurrección respecto al sistema político impuesto, ambos puntos, como veremos más adelante son de suma importancia en el análisis político de Así habló Zaratustra.En suma existe una posición política en el joven Nietzsche, que en rasgos generales, apunta a la instauración de un sistema hecho para favorecer la creación, permanencia y supremacía del genio artístico, dicho sistema es una aristocracia al estilo de una verdadera tiranía griega. No obstante esta tiranía es un medio para lograr la virtud de los individuos, es la instauración del reino de Dionisios en la época moderna, una nueva época trágica y Alemania tiene una oportunidad histórica para llevar a cabo este proyecto. Dicho orden político gobernado por el partido de la vida tiene una orgánica estrictamente vertical y necesita del pueblo, de nuevos esclavos modernos capaces de servir a nuevos señores en este magno proyecto. Esta casta de verdaderos artistas le devolverá la alegría a la tierra, será la afirmación continua de lo bello y lo espantoso de la vida. La economía, la producción todo estará en función de la creación del genio.Las preguntas que nos asaltan son muchas, el filólogo camina sobre el escenario político, asomándose, como es característico, a las profundidades de los problemas que devienen de la organización social, no obstante, nunca aborda el tema de manera amplia y acabada, no hay un enfrentamiento frontal con la política, mucho menos con la economía, tampoco existe un dialogo directo con los filósofos sociales que demarcan su época.Pero, esta postura política, si bien se mantiene en la filosofía del Nietzsche maduro, paulatinamente hace hincapié en un punto bastante importante que en lo concerniente a esta tesis es la base para realizar una lectura política de Así Habló Zaratustra y el punto de partida del 2º capítulo.BibliografíaObras de Friedrich Nietzsche.-Fragmentos póstumos sobre política, Editorial Trotta, Madrid, 2004. Traducción, Introducción y notas de José Emilio Esteban Enguita.-El nacimiento de la tragedia, Alianza Editorial, Madrid, 2000. Traducción, Introducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.-Así habló Zaratustra, Valdemar, Madrid, 2005. Traducción, Introducción y notas José Hernández Arias.-Así habló Zaratustra, Alianza Editorial, Madrid, 1972. Traducción, Introducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.-Asi Habló Zaratustra. Edaf. Madrid, 1968. Traducción Carlos Vergara.-Also sprach Zaratustra, Das Haupt-Werk, Nnymphenburger, Manchen, 1990.-La genealogía de la moral, Alianza Editorial, Madrid, 1981. Traducción, Introducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.-El Anticristo, Alianza Editorial, Madrid, 1980. Traducción, Introducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.-Ecce Homo, Alianza Editorial, Madrid, 1980.-Más allá del bien y el mal, Alianza Editorial, Madrid, 1971.-Aurora. Lotopioro Hermanos. Buenos Aires. 1967.-Humano demasiado humano. Edaf, Madrid 1984.Obras a propósito de la filosofía de Friedrich Nietzsche.-Jara, José; Nietzsche un pensador póstumo. El cuerpo como centro de gravedad .Editorial Anthropos (en coedición con la Universidad de Valparaíso), Barcelona, 1998.-Deleuze, Gilles; La isla desierta y otros textos. Textos y entrevistas (1953- 1974), PRE-TEXTOS, Valencia, 2005.-Sloterdijk, Peter; El pensador en escena. El materialismo de Nietzsche. PRE-TEXTOS, Valencia, 2000.-Vattimo, Gianni; Diálogo con Nietzsche. Ensayos 1961-2000, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2002.-Heidegger, Martín: Sendas pérdidas. Editorial Losada. Buenos Aires.1960-Klossowski, Pierre; De Nietzsche y el circulo vicioso. Caronte filosofía, Buenos Aires 1995. Traducción Roxana Paéz.-Foucault, Michel; Nietzsche, Freud, Marx. Ediciones Espíritu Libertario, Santiago de Chile, 2005.-Jasper Karl; Nietzsche.y el cristianismo. Edit. Deucalion. Buenos Aires 1955.-Bataille, Georges; Sobre Nietzsche. Taurus Ediciones, España. 2001.-Hopenhayn, Martin; Después del nihilismo, de Nietzsche a Foucault. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile. 1997.Obras Complementarias.-Schopenhauer, Artur: Estudios de historia de la filosofía. La España moderna. Madrid 1968.-Empédocles; Poema. Los presocráticos; Jenófanes, Parménides, Empédocles, El Colegio de México, México, 1943.-Sófocles; Edipo Rey, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2000.-Eurípides; Bacantes. Tomo III, Tragedias de Eurípides, Editorial Gredos, Madrid, 1979.-Platón; La republica. Ediciones folio, Navarra, 1999.-Aristóteles; La política. Ediciones. Colección Austral. Espasa Calpe. España. Decimosexta edición. 1983.-Goethe, Wolfgang; Fausto. Editorial Ramón Sopena, S.A. Barcelona. 1976.-Ludwig van Beethoven; Sinfonía Nº 9 en re menor op. 125. Grandes compositores románticos. Sello Sarpe. Chile 1990.-Giannini Humberto; La reflexión cotidiana. Editorial universitaria. Santiago de Chile 1987.-Bracht Braham, R y Goulet-Cazé, Marie-Odile (Eds); El movimiento cínico en la antigüedad y su legado. Seix Barral. Barcelona. 2000.[1] Todas las obras citadas en esta tesis tienen su correspondiente referencia bibliográfica en la última parte.[2] AHZ Prólogo, traducción y notas de José Hernández Arias. Discurso preliminar, pág 65.[3] El concepto: “domicilio” usado en esta tesis hace alusión al propuesto en la filosofía de lo cotidiano de Humberto Giannini, en su texto La reflexión cotidiana, cuya referencia se encuentra en la bibliografía. En pocas palabras el domicilio es el eje del trayecto cotidiano (Domicilio – Calle – Trabajo) y desde distintos niveles arqueológicos representa; el lugar material que protege al cuerpo, el espacio que afirma la situación psicológica de identidad, la cual se sustenta en la acción de retornar cotidianamente al espacio propio, la intimidad, la habitación en el mundo y categoría interna del espíritu animal y humano. Giannini afirma que el humano es domiciliado en el mundo previamente a ser en el mundo.[4] MBM:& 2.pág 22[5] Se hace alusión directa a un escrito posterior; La genealogía de la moral, tratado en el cual se realiza un intento por excavar en la historia de la moral judeo cristiana, escrutando las acciones que están a la base de sus valoraciones para desde ahí atisbar otra interpretaciones éticas.[6] Este concepto no es usado aquí a propósito de insertarlo desde una temática agustiniana, sino más bien en el sentido literal; la ciudad de dios, una ciudad distinta a la de los hombres.[7] Expresión usada a modo de canto en GM.[8] Carl Jasper, en su texto Nietzsche y el cristianismo deja bastante claro la vinculación religiosa que tiene Nietzsche con el cristianismo.[9] Un proceso muy parecido ocurre con la moral. “Los fenómenos morales tienen su origen en el interés, más tarde en el hábito y finalmente en el olvido progresivo del motivo interesado del que han salido. Y es precisamente en virtud de este olvido por lo que adquiere su significación moral” HDH Prólogo de la edición citada en bibliografía, pág 15. Refiriéndose a su vez a GM.[10] Der Übermensch.[11] AHZ. Ibid, pág 70[12] “Viele wegzulocken von der Herde –dazu kam ich. Zürnen soll mir Volk und Herde: Räuber will Zaratustra den Hirten heissen”. ASZ. pág. 79.[13] AHZ. pág. 78.[14] Expresión usada regularmente por Nietzsche en la edición citada de FPP.[15] MBM.& 268. pág 235[16] El proceso de creación de Zaratustra, como explica su autor en Hecce Homo, se remonta a 1881, época en que Nietzsche atestigua que experimentó “un renacimiento en arte de oír”, un cambio en la manera de escuchar la música. Lo cierto es que su Zaratustra es un proyecto estilísticamente distinto al resto de sus obras, su poética lo acerca mucho más a la música y su contenido, a pesar de arrastrar un sedimento de romanticismo es bastante irónico, risueño y “sanador”, quizá el propio Nietzsche intentaba sanarse, hay que recordar que la composición de la primera, segunda y tercera parte de la obra fue realizada en condiciones de extrema enfermedad.[17] El nacimiento de la tragedia, Consideraciones intempestivas, Humano demasiado humano, Miscelánea de opiniones y sentencias, El viajero y su sombra y La Gaya ciencia.[18] FPP:Fragmento. 50, pág 108[19] Ibid. Fragmento 50, pág 106.[20] Ibid. Fragmento 49, pág 94. Escrito póstumo que Friedrich envió como parte de un regalo navideño a Cósima Wagner en 1873 y que originalmente fue compuesto para servir de prólogo al NT.[21] Ibid. Fragmento 49 pág 99.[22] Ibid, Fragmento 49 pág 94.[23] El concepto de “materialismo dionisiaco” trabajado por P. Sloterdijk,, en su libro El pensador en escena. El materialismo de Nietzsche, aporta bastante en la comprensión del genio artístico nietzscheano.[24] Que por lo demás no deja de ser moderno, en tanto se confía en la noción misma de proyecto, utopía, sentido[25] El texto de José Jara; Nietzsche un pensador póstumo, citado en la bibliografía, aborda en su último capítulo de manara muy esclarecedora el enfrentamiento de Nietzsche con las ideas políticas modernas de igualdad y libertad.[26] Ibid. Fragmento 48. Originalmente destinado a ser una ampliación de El Origen de la Tragedia.




















































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